En la actualidad, la mayoría de las personas en las organizaciones, al ser confrontadas por un desempeño pobre y resultados insatisfactorios, enseguida comienza a elaborar una serie de excusas, justificaciones y argumentos de por qué no deben ser consideradas responsables de los problemas de una organización. Lo que separa a las grandes organizaciones de las mediocres es la tendencia de éstas últimas a dar explicaciones de sus bajos resultados en lugar de enfrentar los problemas y lograr los resultados esperados.

Esta cultura de victimización donde no se implemente el accountability debilita el carácter de las organizaciones comprometiendo sus resultados, al priorizar la comodidad sobre la dificultad, sentirse bien sobre estar bien, la apariencia sobre la esencia, eludir los hechos sobre resolver los problemas y la ilusión sobre la realidad y la respuesta de la mayoría de los líderes ante este hecho ha sido “hacer” en vez de enfocarse en “lograr”.